Gracias, Cielo, por ese rincón del alma en donde germina la paz.
Gracias, Paz, por esas aguas serenas que muestran lo profundo.
Gracias, Profundo, por ese nido de plumas que acaricia sueños.
Gracias, Sueños, por tener pies que caminan en la aurora.
Gracias, Aurora, por dar los buenos días a la vida.
Gracias, Vida, por venir cargada de amor.
Gracias, Amor, por llegar en cuerpo y alma a mi camino.
Gracias, Camino, por llevarme adonde estabas tú:
Mi Cielo de Paz, Profundo en los Sueños que dan Vida a la Aurora del Amor en mi Camino.
(Breve poemario, Cunas sin nana, Mara Romero Torres)
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