martes, 24 de noviembre de 2009

Cuando dos planetas se miran

Cuando dos planetas se miran, dos seres se enamoran.

El amor tiene tu cara.

Dime cómo quieres que sea el día
y yo lo crearé de noche,
para dártelo por la mañana.

Dime cómo quieres que sea la noche
y, en la esquina de la vida
donde se venden los sueños,
te compraré los mejores.

Dime cómo quieres que sean las horas
y los minutos serán arco iris de eternidad.

Dime cómo quieres que te quiera
para que en tus ojos no brote el desamor.

Pero mírame cuando lo digas,
que respiro inmortalidad,
cuando tus ojos me miran.

(Poemas sueltos, Mara Romero Torres)

En ese lugar de ti

En ese lugar de tu mirada,
donde aún no se han reflejado mis pupilas.

En esa sonrisa que nace al sentir la mía.

En esas manos que aún no se han cerrado en mi piel.

En ese pensamiento que en la noche abraza filigranas de deseo contenido.

En ese saber sentir el curso de cada uno de mis latidos.

En ese tú está mi yo que te sabe y te piensa, te acaricia y te siente, te sonríe y te mira, te abraza y te refleja, te late y te desea.

(Breve poemario, Cunas sin nana, Mara Romero Torres)

Antes de dormir

Poder del Cielo que caes en la tierra:

En esta noche de distancia,
haz que hable el sonido de las estrellas;
haz que el océano sea un vaso de agua
y calma la sed del amado mío
cuando su mente pronuncie mi nombre
y en sus venas palpite mi piel.
Mándale mi voz clara y serena,
para que se duerma en mi latido,
y únenos en ese punto divino
donde pasan la noche tus peregrinos.

(Breve poemario, Cunas sin nana, Mara Romero Torres)

Dormiré en tu pecho

Buscaré la llave que me abra tu sueño
y entraré despacito, sin que te des cuenta.

Me enredaré en los latidos de tu pensamiento.

y dibujaremos filigranas de silencio
que envolverán nuestros cuerpos en un abrazo,
cuando por amar caigamos vencidos
tú en mi vientre y yo en tu pecho.

(Breve poemario, Cunas sin nana, Mara Romero Torres)

Gracias

Gracias, Cielo, por ese rincón del alma en donde germina la paz.

Gracias, Paz, por esas aguas serenas que muestran lo profundo.

Gracias, Profundo, por ese nido de plumas que acaricia sueños.

Gracias, Sueños, por tener pies que caminan en la aurora.

Gracias, Aurora, por dar los buenos días a la vida.

Gracias, Vida, por venir cargada de amor.

Gracias, Amor, por llegar en cuerpo y alma a mi camino.

Gracias, Camino, por llevarme adonde estabas tú:

Mi Cielo de Paz, Profundo en los Sueños que dan Vida a la Aurora del Amor en mi Camino.

(Breve poemario, Cunas sin nana, Mara Romero Torres)

Tu voz

La voz que se hace miel en un susurro, que envuelve en satén el deseo y borra mi cuerpo en un beso, para en un beso pintarlo de nuevo.


La voz que palpita en mi noche, que viste de gala mi fuego y mece, en sus brazos de luna, la aurora del tiempo de ensueño.



La voz de una hebra de lluvia que roza en su aliento mi aliento, que escribe en mis ojos ternuras y llena mis labios de espejos.



La voz que se rompe en mi piel, que siembra cristales preciosos con alas que levantan el vuelo y llevan en su caricia un te quiero.



La voz de mi pijama. La voz de mi almohada. Tu voz.


(Breve poemario, Cunas sin nana, Mara Romero Torres)

Cómo llamarte

Llamarte amor es poco.

Eres más, mucho más
que una llamada.
Eres presencia,
contacto,
gota de agua
y torrente,
caña de azúcar
y néctar de ron,
ternura infinita
y brío luminoso
que pone mayúsculas

para llamarte
AMOR.

(Breve poemario, Cunas sin nana, Mara Romero Torres)

El sonido de tu voz

Hasta hace un momento, la soledad en mi habitación no existía porque la llenaba el sonido de tu voz.

En el mismo instante en que ha dejado de sonar; las paredes son más frías, el techo queda más lejos; mis libros tienen las páginas más amarillas y el viento suave que entra por mi ventana, más callado.

De vez en cuando, el sonido de un coche rompe el silencio, ese silencio que zumba en mis oídos, mientras mi cuerpo entiende que es larga la noche, amor.

(Breve poemario, Cunas sin nana, Mara Romero Torres)

Latidos de nana

En mi corazón
construyo una cuna
para que sus latidos te canten la nana
del niño que encuentra
en sus sueños las hadas
y el guerrero del día
se quede dormido
a los pies de ese niño
que en mi alma te aguarda.

(Breve poemario, Cunas sin nana, Mara Romero Torres)

En las rendijas de la noche

Cuando esta noche te vayas a dormir,
yo ya estaré dormida
y, en las rendijas de la noche,
tu nombre en mis labios
estará vigilando mi sueño.

Abrázame en tu almohada
y ven a beber tu nombre
que es agua fresca que brota
de las fuentes hondas del tiempo,
dulzura que duerme en ti
y contigo se despierta
para habitar los confines
del mundo que en mí te espera.

(Breve poemario: Cunas sin nana, Mara Romero Torres)

viernes, 20 de noviembre de 2009

Pequeña niña mía

A mi vida vine sola,
a mi muerte sola voy.
Y en medio quedas tú,
pequeña niña mía,
engarzada en mis poemas;

latiendo en la tinta negra
que llena la página blanca;

amiga de la noche;

enamorada de la mañana;

vestida de hojas secas;

olvidada en un cielo gris;

llorando por el frío de una noche congelada;

buscándome en el recuerdo
del aro que dejó encendido mi pensamiento,
donde sabes que te espero
convertida en brisa, en beso, en llama.

(Poemario, Al Calor de la Idea)

Préstame una mirada

 No llores, latido,
que el sol no me niega su calor
y brilla también para mí,
aunque me ciegue el mirarlo.

No llores y háblame,
que necesito escucharte.

             Háblame y lánzame en tu voz quebrada
             contra las crestas del aire.

             Préstame una mirada
            donde pueda naufragar mi fracaso.

            Abrázame para dormir
            en las aristas de una derrota cobarde.

Por favor, latido,
no te calles. No me dejes a solas,
cara a cara con la vida,
en el momento en que la dicha
se acerca, me mira, se burla de mí
y se gira.

(Poemario, Al Calor de la Idea)

Con los cinco sentidos

Cuando digas que me amas
que mis cinco sentidos lo entiendan.
Así un impulso sin pretexto
me lleve a sentir mi cuerpo entre tus manos,
a ver tus ojos cerrarse junto a los míos,
a saborear el marco de tu sonrisa
y a oler la vida en tu piel,
oyendo en tu pecho el silencio.

Cuando digas que me amas,

y yo lo sienta en un beso,
habrás roto la distancia que me separa del cielo.

(Poemario, Al Calor de la Idea)

Soy libre en tu cuerpo

En las páginas de un libro te veo.
Apago la luz y sueño contigo,
porque los sueños están permitidos
en mi hora del sueño.

Repaso a oscuras tu geografía
y soy libre en tu cuerpo,
hasta que al final me quedo dormida
flotando en tu sonrisa.
Y entonces, qué bonitos
son nuestros silencios.

(Poemario, Al Calor de la Idea)

Entre sueños y despertares



Entre sueños y despertares


A veces, cuando estoy despierta, sueño. Sueño que en algún lugar de este mundo hay un hombre que se duerme pensando en mí, y que, cuando está despierto, sueña con encontrarme. Yo, a veces, juego a soñar que lo veo y que él no lo sabe:

Y él, soñando, juega con mi nombre y no quiere despertarse. Cuando despierta lo olvida y, cuando llega la tarde, espera impaciente a que se enciendan las farolas de la calle; porque se acerca la noche que me lleva a su memoria, y él, que lo miro, no sabe. Se sumerge en la negrura y, con la luz del pensamiento, me hace más transparente. Quiere verme y no me ve, quiere tocarme y no puede, y yo juego a que lo miro, hasta que el sueño lo vence, desde mi mundo invisible sumergido en la tiniebla, mientras mi nombre se acerca ululando en su tormenta.

Duerme sueña despierta olvida,
que, mientras dure la vida,
          yo seguiré jugando a soñar despierta
y a olvidar dormida.


(Poemario, Al Calor de la Idea)