Solo, azul y rosas, Andrés Rueda
Brisas de soledad
en el canto canela
de la frialdad del sol.
Una violeta se muere
sin ver el vuelo de las golondrinas.
Desde un rincón olvidado
pliega sus hojas
y envuelve en adiós
la fantasía más bella, regalo del aire.
Creyendo que un día
surcaría los cielos
sobre un corazón de plumas,
pasó su tiempo
sin saber
que su viento de vida
era la tierra firme bajo su tallo.
Vendrán otras primaveras
pero ella no las verá.
La tierra fiel
que germinó sus encantos
la guardará en su ensueño
con lágrimas de cal
y puede que alguna vez
le cuente a las golondrinas
la historia de una violeta
que murió soñando
con surcar los cielos,
sobre un corazón de plumas.
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