jueves, 7 de septiembre de 2023

La Fuente







La veo cada mañana y cada tarde cuando salgo del trabajo y cada noche cuando voy a él.

Me he dado cuenta de que aminoro el paso, a medida que me voy acercando a ella, y de que la miro en silencio, sin más lenguaje que el de la mirada abducida en su resplandor. Hay una paz especial en su sonido, inaudible para los oídos de la rutina, que invita a respirar despacio y fundirse en su frescura inagotable.

Ella enseña a fluir. Sólo hay que mirarla y entenderla. Si lo consigues, resbalan al suelo los arañazos de las espinas y el alma se viste de pétalos de rosa azul, la rosa de la creación, la que lleva la infinitud del cielo y la profundidad del mar, la que brilla tímida en el corazón del agua.

El amor de lo invisible es tan hermoso en los vestidos del agua que vale la pena morir para nacer de nuevo.

Y, hasta que la vida quiera, seguiré dejando a un lado las importancias que impiden disfrutar de las minucias; como la supuesta pequeñez del lenguaje de esta fuente que nadie mira y que me saluda esta noche y me envía gotas de besos como estrellas que se resisten a que la luz artificial las oculte y las condene al ostracismo.


©Mara Romero Torres 
©Foto: Fuente en C/ Dr Olóriz, Granada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario